Garabandal, ante las nuevas normas
vaticanas sobre apariciones
La reciente promulgación por el Papa Francisco de unas nuevas normas sobre el proceder de la Iglesia ante los “presuntos fenómenos sobrenaturales” ha suscitado, aparte de un tibio elogio en los medios eclesiásticos oficiales, dos reacciones bien distintas, aunque menos ruidosas de lo esperado.
Alguna crítica: Estas normas no hablan ni una vez de la Virgen. ¡Ni una sola vez! Es chocante que la Virgen no pinte nada tratándose de unos fenómenos que en su inmensa mayoría consisten en manifestaciones suyas.
¿Por qué la Iglesia es tan reacia a reconocer las apariciones. La Iglesia tiene pavor a equivocarse, a desacreditarse dando por sobrenaturales (en el sentido de milagrosos) sucesos muy llamativos y sensacionales que luego se demuestren falsos.
El mismo texto dice explícitamente que la mayor parte de los santuarios que hoy son lugares privilegiados de la piedad popular del pueblo de Dios no han tenido jamás una declaración de sobrenaturalidad de los hechos que dieron origen a aquella devoción.
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