La Gran Alegría de la Pascua
(Una historia para niños y mayores)
¡Feliz Pascua de Resurrección!
Había una vez un día muy especial, lleno de luz, esperanza y alegría. Era el día en que Jesús, el Hijo de Dios, venció a la muerte y resucitó. ¡Sí, volvió a la vida! Y por eso celebramos con una gran sonrisa en el corazón: ¡Cristo ha resucitado!
Ese día, las mujeres fueron corriendo muy rápido a contarles a los discípulos que Jesús ya no estaba en la tumba. María Magdalena también corrió a decirle a Pedro, y él y su amigo Juan salieron corriendo juntos para ver con sus propios ojos. Todos estaban tan emocionados, ¡la alegría les ardía en el corazón!
Uno de ellos, Pedro, cuando vio a Jesús a lo lejos, no pudo esperar… ¡se tiró al agua y nadó muy rápido para llegar hasta Él!
¡Qué emoción tan grande!
Hoy también nosotros queremos correr, no solo con los pies, ¡sino con el corazón! Queremos correr a dar abrazos, a perdonar, a ayudar, a compartir. Porque Jesús vive, y quiere que vivamos con amor.
Él está siempre con nosotros, especialmente con los abuelos, los ancianos, los enfermos, los pobres y los que están tristes. ¡Jesús no nos deja solos nunca!
A veces, las personas pelean, discuten o se hacen daño. Pero Jesús nos enseña a buscar la paz, a cuidar a los demás y a respetar a cada persona, sin importar cómo sea. ¡Él quiere un mundo sin guerras, donde todos se quieran como hermanos!
También nos recuerda algo muy bonito:
Si quieres ver a Jesús, no lo busques solo en cuadros o estatuas. Búscalo en la sonrisa de un niño, en una persona que sufre, en alguien que necesita ayuda, en los que no tienen casa, ni comida, ni trabajo.
Jesús está vivo en cada gesto de amor.
Así que, esta Semana Santa, miremos con ojos nuevos, con el corazón bien abierto, y busquemos a Jesús entre los que más nos necesitan.
¡Él está ahí, con nosotros!
Feliz Pascua y que Jesús Resucitado te llene de alegría y paz.
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