Novak Djokovic ganador en los Juegos Olímpicos de París (2024). En la final superó a Carlos Alcaraz. El hombre de los veinticuatro Grand Slams, con un triplete en Roland Garros, derrotó al rey de París (Nadal), con sus 14 títulos, y al último vencedor del Grand Slam sobre tierra batida.
A sus 37 años, tras una reciente operación de menisco y haber perdido la final de Wimbledon ante Alcaraz en su reaparición, cumplió su sueño dorado, el título olímpico. Lloró con una emoción especial.
Tras ganar la final a Carlos Alcaraz (7-6, 7-6), Novak Djokovic se derrumbó de emoción al conseguir el último gran trofeo que le quedaba, la medalla de oro en unas Olimpiadas.
Djokovic,es un cristiano ortodoxo; ya mostró ostensiblemente un crucifijo en su primer partido tras la inauguración blasfema de París 2024.
Cayó de rodillas tras ser felicitado por el español, se santiguó y agradeció el triunfo al cielo . Posteriormente, en la entrega de medallas, antes de subir al podio volvió a santiguarse, en lo que parece una deliberada expresión de fe.
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Agradecimientos hacia Dios de la principal atleta brasileña
Rebeca Andrade, la gimnasta brasileña reconocida como la mejor atleta de Brasil, ha logrado conquistar la medalla de oro en la final de piso femenino en los Juegos Olímpicos de París 2024.
En una entrevista con CazéTV, Andrade expresó su gratitud hacia Dios, señalando: «Esta medalla no fue porque le pedí a Dios una medalla, Él me dio la oportunidad de conquistarla. Pasé por todo lo que tuve que pasar, trabajé, sudé, lloré, me esforcé, reí, me divertí, viajé. Entonces siento que hice esto posible también y Él siempre estuvo allí bendiciéndome, protegiéndome y sintiéndose orgulloso de mí, sabiendo que su sierva siempre estaba dando lo mejor»
Estrella del atletismo de Estados Unidos atribuye su éxito a Dios
La estrella del atletismo de Estados Unidos, Sydney McLaughlin-Levrone, quien rompió su propio récord mundial y ganó la medalla de oro en la prueba de 400 metros con vallas en las Olimpiadas de París el jueves 8 de julio, ha atribuido a menudo su éxito a Dios.
Después de haber dominado la competencia en las pruebas olímpicas de EE.UU. a principios de este año y de haberse clasificado para los juegos de París, McLaughlin-Levrone compartió tanto su asombro como su gratitud hacia Dios.
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