24 septiembre 2024

El Papa y las religiones

 Cristo es todo y está en todos…”Col. 3,11)

CRISTUS OMNIA IN OMNIBUS


El Papa y las religiones. Reflexión sobre sus declaraciones

En una visita de tres días a Singapur, país con grandes grupos religiones diferentes, el Papa declaró:
Todas las religiones son un camino hacia Dios. Son como lenguas diversas para llegar a Dios, pero Dios es Dios para todos. Dado que Dios es Dios para todos, entonces todos somos hijos de Dios.”

El Papa, dirigiéndose a los jóvenes, enfatizó el valor del diálogo interreligioso:
Una de las cosas que más me ha impresionado de vosotros, los jóvenes, es la capacidad de diálogo interreligioso. Esto es muy importante, porque si os ponéis a discutir sobre qué religión es más importante, solo lleva a la destrucción. Todas las religiones son un camino hacia Dios, como diferentes idiomas para llegar allí. Pero Dios es Dios para todos, y todos somos hijos de Dios."

Además, añadió:
"Hay que respetar todas las religiones, pero es preciso distinguir entre religión y secta. La religión es universal; la secta es restrictiva y siempre tiene otra intención.

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Reacciones en el mundo secular y teológico

Mientras que el mundo laico ha mostrado en general aceptación o indiferencia hacia las declaraciones del Papa Francisco, dentro de ciertos sectores de la Iglesia Católica, particularmente entre obispos y sacerdotes, ha habido voces que expresan dudas o cuestionan la forma en que el Papa se ha expresado sobre este tema. Estas reacciones podrían reflejar un desconocimiento teológico de la enseñanza más amplia de la Iglesia sobre el diálogo interreligioso y la salvación.


Reacciones ante las palabras del Papa

Para algunas personas, estas palabras han generado desconcierto, dudas e inquietud.
Algunas reacciones sugieren que si todas las religiones llevan a Dios, podría malinterpretarse como que:

La fe cristiana y sus principios quedarían igualados a creencias en la reencarnación.

Los mandamientos morales perderían peso, ya que distintas costumbres, como la poligamia en el islam, serían igualmente válidas.

Los sacramentos perderían su valor distintivo frente a rituales de otras religiones, como el baño en el Ganges.

La Iglesia sería equiparada a otros grupos, como los Testigos de Jehová o la Cienciología, lo cual es una confusión.

Deduzco de consideraciones de ese tipo, que hay que profundizar en lo que la teología y el magisterio de la Iglesia dice realmente.

Teología y otras religiones

La Declaración Dominus Iesus” (2000), elaborada por Joseph Card. Ratzinger, aclara la relación entre la Iglesia Católica y las religiones no cristianas. Afirma que:

La Iglesia Católica no rechaza lo que hay de santo y verdadero en otras religiones, reconociendo que a menudo reflejan un destello de la Verdad.

El diálogo interreligioso es valioso, pero no sustituye la misión de la Iglesia de anunciar a Cristo.

Las religiones contienen sabiduría humana que busca la verdad divina, pero carecen del asentimiento a la Revelación plena de Dios.

La teología actual se enfrenta al desafío de explorar cómo los elementos positivos de otras religiones pueden entrar en el plan divino de salvación, mientras reafirma que la Iglesia es necesaria para la salvación.


Reacción a las declaraciones del Papa, en algún clero católico

Incluso dentro del clero católico surgieron reacciones en contra de la afirmación del Papa Francisco de que "todas las religiones son un camino hacia Dios". Algunos obispos cuestionaron las palabras del Papa, señalando que tal declaración podría llevar a confusión.

Francisco, sin embargo, explicó su punto de vista de forma más amplia:
"Si empezamos a luchar diciendo: 'mi religión es más importante que la tuya, la mía es verdadera y la tuya no', ¿a dónde nos llevará eso? Sólo hay un Dios, y cada uno de nosotros tiene un lenguaje para llegar a Dios. Algunos son jeques, musulmanes, hindúes, cristianos, y son caminos diferentes para llegar a Dios.”

El Papa hizo una llamada al diálogo interreligioso, describiéndolo como un camino:
El diálogo interreligioso es algo que crea un camino”. No significa que todas las religiones tengan el mismo peso o valor, sino que la búsqueda de Dios puede tomar diversas formas, aunque imperfectas, pero todas están dirigidas hacia el mismo Dios.

No todas las religiones son iguales

El Papa Francisco no dijo que todas las religiones sean iguales o tengan el mismo peso. Lo que sí expresó es que todas las religiones buscan a Dios, aunque algunas puedan contener errores o incluso ser sectas peligrosas. Es importante distinguir entre las religiones y las sectas destructivas o aquellas que distorsionan la fe.

Francisco también reafirmó que no se cuestiona la divinidad de Jesucristo. El Papa continúa señalando que la búsqueda de Dios en otras religiones es un reflejo de ese deseo humano de algo superior, un anhelo presente en todas las culturas.

La controversia surge cuando algunos miembros de la Iglesia han preguntado: ¿De verdad todas las religiones conducen a Dios? La respuesta del Papa ha sido clara: , aunque esto no significa que todas las religiones sean iguales o que conduzcan a Dios de la misma manera. La salvación es accesible, pero a través de caminos diferentes y, en última instancia, solo a través de Cristo.

Algunos citan la Declaración Dominus Iesus” (2000), publicada por el cardenal Joseph Ratzinger, para intentar corregir lo que algunos consideran una afirmación incorrecta del Papa. Sin embargo, la misma Dominus Iesus” aclara que, si bien la Iglesia es el instrumento para la salvación, reconoce el respeto sincero que debe mantenerse hacia otras religiones.


Interpretración correcta

La declaración reconoce que la gracia salvífica de Dios puede llegar a personas fuera de la Iglesia por caminos que solo Él conoce. Además, las oraciones y ritos de otras religiones pueden desempeñar un papel preparatorio, abriendo los corazones de las personas a la acción de Dios.

La Dominus Iesus” deja claro que:

La Iglesia Católica no rechaza lo que hay de santo y verdadero en otras religiones.

Debe distinguirse entre la fe teologal, que es la aceptación de la verdad revelada por Dios, y las creencias en otras religiones, que reflejan una búsqueda de la verdad aún incompleta.

Es importante no igualar la fe cristiana con las creencias de otras religiones. La Iglesia respeta las demás religiones, pero también sostiene que solo en Cristo y a través de la Iglesia se encuentra la plenitud de la verdad y la salvación.

La teología contemporánea está llamada a seguir explorando cómo estas tradiciones religiosas pueden encajar en el plan divino de salvación, reconociendo los elementos de verdad y bondad que proceden de Dios en otras culturas y religiones.



Vaticano II.  Declaración Nostra Aetate”

El Papa Francisco no ha hecho más que retomar los principios establecidos en la Declaración Nostra Aetate del Concilio Vaticano II sobre las relaciones con las religiones no cristianas. Esta declaración reafirma la importancia del diálogo interreligiosoy la cooperación entre las comunidades de fe, promoviendo un espíritu de apertura y respeto mutuo como esenciales para la construcción de una sociedad más justa y pacífica.

La Declaración Nostra Aetate (28 de octubre de 1965) comienza señalando que, en una época en la que la humanidad está más conectada, la Iglesia debe prestar mayor atención a su relación con las religiones no cristianas. Esta reflexión tiene como punto central el enigma de la condición humana: cuestiones como el sentido de la vida, el bien y el mal, el dolor y la muerte, que las diversas religiones intentan responder.

La Iglesia reconoce que en diversas culturas y religiones existe una percepción de lo divino, ya sea a través de una "Suma Divinidad" o de otras formas de espiritualidad. En el Hinduismo, los hombres investigan el misterio divino; en el Budismo, se percibe la insuficiencia del mundo cambiante; y así ocurre con otras religiones, que intentan responder a las inquietudes del corazón humano con doctrinas, normas de vida y ritos sagrados.

La Iglesia Católica, según esta declaración, no rechaza lo que hay de santo y verdadero en otras religiones, y considera con respeto los modos de vivir y las doctrinas que, aunque a menudo difieran de lo que la Iglesia profesa, contienen destellos de la Verdad que ilumina a todos los hombres. En este espíritu, la Iglesia rechaza cualquier forma de discriminación basada en la raza, el color, la condición o la religión.



Críticas desde las Iglesias protestantes

En el ámbito de las Iglesias protestantes, también ha habido críticas hacia las palabras del Papa. Dan Delzell, pastor de la Iglesia Luterana Redentor en Nebraska, expresa su desacuerdo, señalando que Jesús nunca dijo que hay muchos caminos para llegar al Padre. Según Delzell, Cristo es el único camino hacia Dios, y cualquier enseñanza que sugiera lo contrario contradice el Evangelio. Citando a Jesús en Juan 3:16, Delzell subraya que la salvación viene únicamente por la fe en Cristo y no por otros medios.

Delzell considera que enseñar que "todas las religiones son un camino hacia Dios" es extremadamente peligroso y contrario al mensaje claro de las Escrituras.


Un nuevo paradigma de espiritualidad

En última instancia, no estamos presenciando el fin de las religiones, sino más bien el nacimiento de una espiritualidad que prescinde de las estructuras religiosas tradicionales. Como señala Pablo dOrs, Estamos ante un nuevo paradigma, especialmente en Europa, donde el cristianismo ya no es el único marco de referencia. Ahora debemos buscar el diálogo con otras visiones y formas de espiritualidad”.

DOrs añade una metáfora que expresa esta transformación:
"Cuando hablamos de espiritualidad y religión, suelo decir que la espiritualidad es el vino y la religión la copa. Si lo planteáramos de esta manera, probablemente no habría conflictos interreligiosos. Viviríamos las diferencias como distintas visiones poéticas y prácticas de la vida".

La religión, en este nuevo contexto, debe entenderse como algo que ayuda a convivir o, de lo contrario, dejará de ser religión. De hecho, concluye: No se puede ser religioso sin ser interreligioso”.


Comentario sobre la expresión: "extra Ecclesiam nulla salus"

La antigua fórmula teológica "Extra Ecclesiam nulla salus" —que se traduce como "fuera de la Iglesia no hay salvación"— ha sido históricamente interpretada de diversas maneras en el contexto del cristianismo. Esta expresión, en su forma más estricta, ha sido vista como una afirmación exclusiva de que la salvación sólo puede encontrarse dentro de la Iglesia Católica. Sin embargo, los desarrollos teológicos del Concilio Vaticano II, junto con documentos como "Nostra Aetate" y "Dominus Iesus", han aportado una comprensión más amplia y matizada de esta enseñanza.

El Papa Francisco, al igual que sus predecesores, ha subrayado que, aunque la Iglesia Católica es el instrumento primordial de salvación, Dios actúa de maneras misteriosas y puede ofrecer su gracia salvífica a aquellos que, con sinceridad de corazón, buscan la verdad y siguen su conciencia, incluso si no son formalmente parte de la Iglesia. Esto no contradice el núcleo de la doctrina, sino que reconoce que el Espíritu de Dios puede estar obrando en otras tradiciones religiosas, siempre en relación con Cristo y la Iglesia.

En este sentido, la enseñanza de que "fuera de la Iglesia no hay salvación" se interpreta no como una exclusión literal de los no católicos, sino como un reconocimiento de que la salvación proviene en última instancia de Cristo y de la obra de la Iglesia, pero que puede llegar a las personas por caminos que solo Dios conoce. El Concilio Vaticano IIaclaró esta idea, destacando que hay elementos de santidad y verdad en otras religiones que pueden llevar a las personas hacia Dios, aunque de manera imperfecta o incompleta.

Este enfoque no disminuye la importancia de la Iglesia Católica como el medio por el cual se manifiesta la plenitud de la verdad y los sacramentos, pero sí permite una visión más inclusiva y esperanzadora para aquellos fuera de sus confines visibles.


La afirmación de que "desde todas las religiones se puede llegar a Dios", atribuida al Papa en su visita a Singapur (o en cualquier otro contexto interreligioso), refleja un enfoque inclusivo y dialogante sobre la relación entre la fe católica y otras religiones. Este tipo de mensaje ha generado reacciones dentro de ciertos sectores de la Iglesia debido a varias razones:

Algunas jerarquías eclesiásticas consideran que esta afirmación puede parecer contradictoria con la enseñanza tradicional de la Iglesia católica, que históricamente ha sostenido que Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres, y que la salvación se encuentra plenamente a través de la Iglesia católica (extra Ecclesiam nulla salus, "fuera de la Iglesia no hay salvación"). 

Para ciertos sectores conservadores de la Iglesia, existe la preocupación de que estas declaraciones sean vistas como una validación de todas las religiones en pie de igualdad, lo que podría derivar en un relativismo doctrinal. 

En la Iglesia católica contemporánea, hay una diversidad de posturas sobre cómo relacionarse con otras religiones y el mundo moderno. Mientras que algunos líderes y fieles apoyan el diálogo interreligioso como una forma de construir paz y comprensión, otros lo ven con desconfianza, temiendo que se pierda el énfasis en la verdad doctrinal. Esta diferencia de enfoques entre sectores más progresistas y conservadores en la Iglesia ha generado tensiones.

El diálogo interreligioso que promueve el Papa no significa que todas las religiones sean iguales en su contenido teológico, sino que reconoce que las personas de distintas religiones pueden tener una búsqueda sincera de Dios. Este tipo de afirmaciones a menudo se hacen en un contexto de respeto mutuo y paz, reconociendo que, si bien el catolicismo tiene su propio camino de salvación, otras religiones también pueden reflejar una búsqueda honesta y auténtica de lo divino.

La expresión latina extra Ecclesiam nulla salus”, que se traduce como fuera de la Iglesia no hay salvación”, es una enseñanza tradicional de la Iglesia católica que ha sido interpretada y clarificada a lo largo de los siglos. Se remonta a los primeros siglos del cristianismo (siglo III). En ese momento, la Iglesia vivía divisiones internas y herejías. Durante la Edad Media y el Renacimiento, esta enseñanza se interpretó de manera estricta, afirmando que la Iglesia católica, como institución visible, era el único camino hacia la salvación. Quienes no estuvieran en plena comunión con ella, según esta interpretación, estarían fuera del plan de salvación.


Interpretación actual

Con el tiempo, la Iglesia ha clarificado el significado de esta expresión, especialmente a través del Concilio Vaticano II(1962-1965) y otros documentos del magisterio.

La Iglesia católica sigue enseñando que Jesucristo es el único mediador y salvador de toda la humanidad. Por lo tanto, la salvación viene exclusivamente por Cristo, quien ha confiado su mensaje de salvación a la Iglesia. La Iglesia es, en este sentido, el sacramento de salvación para el mundo.

La Iglesia enseña que la plena pertenencia a la comunidad católica, por medio del bautismo y la participación en los sacramentos, es el medio ordinario de alcanzar la salvación. Sin embargo, esta pertenencia no se limita exclusivamente a los católicos que formalmente son miembros de la Iglesia.

El Concilio Vaticano II, en su constitución dogmática Lumen Gentium y el decreto Nostra Aetate, clarificó que aquellos que, sin culpa propia, no conocen a Cristo ni a la Iglesia, pero buscan sinceramente a Dios y tratan de vivir según su conciencia, pueden alcanzar la salvación. Esto incluye a personas de otras religiones e incluso a los no creyentes, si siguen la verdad en la medida en que la conocen.


Conclusión

La cita bíblica de Colosenses 3,11, que dice: "Cristo es todo y está en todos" (Christus omnia in omnibus), ofrece un fundamento teológico para la afirmación del Papa Francisco en Singapur, cuando expresó que, a través de todas las religiones, se puede llegar a Dios.

Esta expresión paulina nos muestra que Cristo, en su misterio de encarnación, muerte y resurrección, es el centro de toda la realidad y está presente de manera misteriosa en todas las personas y culturas. San Pablo en esta carta subraya que la salvación no está restringida a un solo grupo de personas o a una única experiencia humana; más bien, en Cristo se derrumba cualquier distinción étnica, social o cultural:

Aunque el cristianismo reconoce la plenitud de la verdad revelada en Jesucristo, esto no significa que otras religiones no puedan ser caminos auténticos hacia Dios, ya que Cristo está presente de manera invisible y misteriosa en todas las culturas y religiones.

Por lo tanto, el Papa al afirmar que todas las religiones pueden conducir a Dios no está negando la unicidad de Cristo como el único mediador entre Dios y los hombres. Más bien, está reconociendo que, a través de la obra del Espíritu Santo, la gracia de Dios puede estar presente y actuar en personas que siguen diferentes tradiciones religiosas, ya que, según San Pablo, Cristo es todo y está en todos. Esta realidad profunda abre la puerta al diálogo interreligioso y a la comprensión de que la búsqueda de Dios puede darse en muchas formas y contextos, siempre con Cristo como centro de la salvación universal, aunque no siempre se le reconozca explícitamente.

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¿Todas las religiones son iguales?

Vivimos en una sociedad cada vez más multirreligiosa, donde el encuentro con personas de diversas creencias es una realidad cotidiana. Todas las religiones parecen tener un fondo común: el respeto por la persona, la búsqueda del bien y el buen corazón.

En la Declaración Nostra Aetate del Concilio Vaticano II, la Iglesia reafirma su respeto hacia otras religiones no cristianas, reconociendo que en ellas hay destellos de la verdad que ilumina a toda la humanidad. Las religiones ofrecen respuestas a preguntas profundas sobre el sentido de la vida, el bien y el mal, el sufrimiento y el misterio de nuestra existencia.. En el centro de la misión cristiana está el mandato de Cristo de "id y haced discípulos a todas las gentes" (Mt 28,19). Este mandato es coherente con la convicción de que Jesucristo es "el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6), en quien se encuentra la plenitud de la revelación divina. Sin embargo, la evangelización no es un acto de imposición, sino una propuesta libre, hecha desde el amor y el respeto.

Una de las enseñanzas clave de la Iglesia Católica es que Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tim 2,4). Pero, ¿qué pasa con aquellos que no conocen a Cristo? La respuesta se encuentra en la enseñanza de que quienes siguen su conciencia sincera, buscando el bien y actuando con amor, pueden alcanzar la salvación, aunque no hayan conocido explícitamente a Jesús.

En la parábola del Juicio Final (Mt 25,31-46), Jesús dice a los que se salvan: "Venid, benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me disteis de comer...". Y ellos le responden: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento y te asistimos?". Jesús les contesta: "Cuando lo hicisteis con uno de mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis". Esta parábola muestra que el amor y la misericordia, expresados en obras concretas, son caminos hacia la salvación, incluso para aquellos que no han conocido a Cristo.

La Iglesia enseña que la salvación proviene de Cristo, pero también reconoce que aquellos que, sin culpa, no conocen el Evangelio de Cristo, pero buscan a Dios sinceramente y siguen su conciencia, pueden alcanzar la salvación eterna. Este es un signo de la infinita misericordia de Dios.

"amo a todas las religiones, pero estoy enamorada de la mía". Madre Teresa de Calcuta.


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